El pavimento Drainker revoluciona la gestión del agua de lluvia

En un mundo donde la gestión del agua se vuelve cada vez más crucial, el Instituto de Tecnología Cerámica (ITC-AICE) ha dado un paso adelante con su innovador proyecto Drainker. Este sistema, que ya está disponible en el mercado, promete transformar la manera en que las ciudades manejan el agua de lluvia, ofreciendo una solución efectiva para evitar el encharcamiento en espacios exteriores.

El pavimento cerámico Drainker se compone de módulos diseñados para drenar hasta 10.000 litros de agua por metro cuadrado y hora. Esta capacidad supera con creces los estándares nacionales, que exigen una permeabilidad mínima de entre 2.000 y 4.500 litros por metro cuadrado a la hora. «Los resultados de nuestras pruebas han sido sorprendentes», comenta un representante del ITC, quien destaca que, tras más de nueve meses de funcionamiento en una zona de pruebas en el campus de la UJI, los valores obtenidos son realmente prometedores.

La idea detrás de Drainker es simple pero efectiva: mediante el ensamblaje de piezas cerámicas, el agua de lluvia se filtra de manera eficiente, evitando así la acumulación de agua en las calles y espacios públicos. Este avance no solo es un alivio para las ciudades, sino que también representa un paso hacia una gestión más sostenible del agua.

La empresa Hermanos Llansola ha comenzado a comercializar este revolucionario pavimento, lo que marca un hito en la transferencia de tecnología desde el ámbito de la investigación hacia la industria. «Es gratificante ver cómo un proyecto de investigación puede tener un impacto real en la vida urbana», añade el portavoz del ITC.

Una esperanza para la gestión de agua

El diseño de estos módulos cerámicos ha sido posible gracias a la colaboración con el Instituto de Ingeniería del Agua y Medio Ambiente (Iiama) y la Cátedra Cerámica de Valencia (CCV) de la Universitat Politècnica de València (UPV). Esta sinergia entre instituciones académicas y la industria es un ejemplo claro de cómo la innovación puede surgir de la cooperación.

Cabe destacar que esta iniciativa no es un caso aislado. Un precedente notable se encuentra en una calle de Benicàssim, donde se implementó un sistema similar utilizando piezas de pasta roja de bajo costo, lo que le valió varios reconocimientos por su enfoque en la economía circular.

El pavimento Drainker no solo representa un avance tecnológico, sino también una esperanza para un futuro más sostenible en la gestión del agua. Con cada paso que damos sobre este innovador pavimento, estamos un poco más cerca de ciudades más resilientes y adaptadas a los desafíos del cambio climático.

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