La transición ecológica planteada para reducir la contaminación y el cambio climático, está siendo un quebradero de cabeza para la cerámica nacional. El no tener alternativas al CO2 está dificultando este cambio, que aparenta ser un grave problema en los próximos años.
La Unión Europea acordó que para 2030 los gases tienen que disminuir un 55%, algo que desde ASCER ven a día de hoy inviable y junto a otras asociaciones europeas están presionando para flexibilizar la situación. Además, estás asociaciones también han tenido encuentros telemáticos con diferentes presidentes regionales, en ellos Ximo Puig, para concienciarles de este problema.
El sector ya trabaja en nuevas alternativas
A pesar de la complicada situación y de estas conversaciones para flexibilizar esta reglamentación, desde el sector ya está trabajando por buscar nuevas alternativas al gas. Hay que tener en cuenta que la cerámica ha reducido en más de un 50% su emisión de contaminantes a la atmósfera desde 1985, gracias al cambio del petróleo por el gas.