La industria cerámica española dispara su gasto en derechos de emisiones, a pesar de haber reducido un 40% sus emisiones desde 2005. El sector estudia pedir una excepción europea.
El azulejo español ha visto cómo el coste de emitir CO₂ se ha disparado en apenas una década: de apenas 630.000 euros en 2014 a más de 36 millones en 2024. Una factura que amenaza con seguir creciendo si Bruselas no modifica el sistema de derechos de emisión ETS, cuya reforma prevista para 2026 podría endurecer aún más las condiciones.
La patronal Ascer denuncia que, aunque el sector ha reducido sus emisiones un 40% desde 2005, las asignaciones gratuitas que otorga la UE no bastan para cubrir la producción. El resultado es que muchas empresas deben recurrir al mercado privado para comprar derechos, un coste añadido que penaliza, paradójicamente, a quienes más producen o invierten en eficiencia.

Crecen las emisiones… económicas
En solo un año, el gasto en emisiones se ha triplicado: de 12,3 millones en 2023 a los citados 36,6 millones de euros en 2024. Y eso, a pesar de que el precio por tonelada de CO₂ cayó un 22% respecto al año anterior. La causa está en el recorte constante de derechos gratuitos y en el aumento de la producción: el sector cerró 2024 con un crecimiento del 5,6% y 416 millones de metros cuadrados fabricados.
Desde Ascer recuerdan que el sistema ETS fue diseñado para reducir emisiones, pero su aplicación actual castiga la actividad industrial sin ofrecer aún una alternativa real al uso de gas. «No hay una tecnología viable para sustituirlo, y sin soluciones, lo único que conseguimos es perder competitividad», advierten.
Excepcionalidad o colapso
Ante este escenario, el sector estudia solicitar una excepción temporal en la aplicación del ETS, al menos hasta que existan soluciones técnicas realistas. Esa petición podría suponer una suspensión parcial del sistema o una ralentización del recorte de derechos gratuitos. La propuesta se plantearía en el marco de Cerame Unie, la patronal europea del sector.
Además, desde Ascer insisten en que el azulejo español ya es uno de los más eficientes del mundo en términos de emisiones. La paradoja es clara: se le penaliza mientras países como la India –que emiten mucho más y no están sujetos a estas normas– ganan cuota de mercado en Europa con precios más bajos y sin controles ambientales, laborales o sociales comparables.
2026, el año clave
Con la reforma del ETS a la vuelta de la esquina, el sector advierte que el impacto puede ser aún mayor si no se modifican las políticas actuales. “Necesitamos que Bruselas entienda que estamos haciendo los deberes, pero necesitamos margen”, subrayan desde la patronal.
Mientras tanto, se siguen explorando vías para reducir el consumo de gas o aumentar la eficiencia, pero la realidad, a día de hoy, es que las tecnologías de descarbonización aún no están listas para la producción cerámica a gran escala.


